GASTRONOMIA

LA SAL DE COLIMA

LA SAL DE COLIMA

Un Tesoro Gastronómico Mexicano

La sal de Colima, también conocida como “Sal de Cuyutlán”, es uno de los ingredientes más preciados en la gastronomía mexicana. Su historia se remonta a tiempos prehispánicos, cuando los pueblos indígenas de la región ya la extraían mediante técnicas artesanales que han perdurado hasta nuestros días. Su pureza, sabor y propiedades nutricionales la convierten en un producto especial y altamente valorado por chefs y amantes de la cocina tradicional.

La producción de sal en Colima tiene más de 500 años de historia. Los indígenas nahuas y otomíes ya utilizaban métodos rudimentarios para obtener la sal del agua de mar. La sal era un bien de gran valor comercial en el México prehispánico, e incluso se utilizaba como moneda de cambio. Con la llegada de los españoles, las técnicas de producción evolucionaron, pero se conservaron los métodos artesanales de obtención que la distinguen a nivel internacional.

La sal de Colima se obtiene en las salinas de Cuyutlán, una región costera con un ecosistema único que producen una sal marina de altísima calidad. Los salineros han transmitido su conocimiento de generación en generación, manteniendo vivas las tradiciones de extracción y recolección manual.

La producción de sal se basa en la evaporación natural del agua de mar. El proceso comienza con la captación de agua en estanques de sedimentación, donde se eliminan impurezas. Posteriormente, el agua pasa a cristaleras o charcas de evaporación, donde el sol y el viento actúan como agentes principales en la formación de cristales de sal. Este método artesanal no requiere el uso de químicos ni procesos industriales, lo que garantiza un producto puro y rico en minerales.

Una de las características más distintivas de la sal de Colima es su textura. Al recolectarse manualmente, los cristales pueden son más grandes que aquellos de las sales refinadas, además, su sabor más complejo y posee un toque crujiente, ideal para resaltar el sabor de los alimentos.

Dentro de la producción de la sal de Colima, existe una variedad aún más selecta y apreciada: la flor de sal, que se forma en la superficie de las charcas de evaporación en condiciones climáticas específicas. Su recolección se realiza de manera artesanal y en pequeñas cantidades, ya que los delicados cristales deben ser retirados a mano antes de que se hundan. La flor de sal se distingue por su textura ligera, su sabor suave y su alta concentración de minerales, lo que la convierte en un condimento gourmet que  realza y perfecciona los sabores naturales de los platillos.

Además de su gran sabor, la sal de Colima es reconocida por sus propiedades nutricionales. A diferencia de la sal refinada, que suele perder minerales en su procesamiento, la sal de Colima conserva un alto contenido de oligoelementos esenciales como magnesio, calcio, potasio y zinc. Estos minerales son fundamentales para el equilibrio electrolítico del cuerpo y contribuyen a diversas funciones metabólicas.

La sal de Colima es un producto con características únicas derivadas de su entorno y su proceso de elaboración. Debido a su importancia histórica y cultural, se ha promovido su reconocimiento mediante una Denominación de Origen, lo que garantiza su autenticidad y protege a los productores locales. Este reconocimiento no solo preserva la calidad del producto, además impulsa la economía regional y evita imitaciones que no cumplen con los estándares de calidad.

Por siglos, la sal de Colima sigue siendo un símbolo de tradición, calidad y sabor. Su producción manual, pureza y alto contenido en minerales la convierten en un tesoro gastronómico que merece un lugar especial en la cocina mexicana y en el mundo.

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La Gastronomía de Sinaloa

La Gastronomía de Sinaloa

Una tradición culinaria enriquecida por la diversidad natural e histórica del Pacífico mexicano

La gastronomía de Sinaloa es un festín de sabores marinos, ingredientes frescos y tradiciones que han convertido a este estado en un referente culinario dentro y fuera de México. Su estratégica ubicación le confiere a este estado una riqueza natural que se traduce en una cocina vibrante, llena de color y sazón, donde los mariscos y pescados juegan un papel protagónico.

La esencia de la gastronomía sinaloense radica en la frescura de sus ingredientes, la influencia de las tradiciones indígenas y españolas y la diversidad geográfica del estado. Desde las aguas del Golfo de California hasta las tierras fértiles del valle, los productos que predominan en su cocina incluyen camarón y otros mariscos, pescados como marlín, pargo y sierra, carnes de res y cerdo, así como una gran variedad de maíz y chile. Te invitamos a conocer algunos de sus platos más emblemáticos.

  1. Aguachile: Es quizá el platillo más representativo del estado. Consiste en camarones crudos marinados en una mezcla de chile, limón y sal, a menudo acompañados de pepino y cebolla morada. Su frescura y picor lo convierten en un deleite para los amantes de los mariscos.
  2. Ceviche de Sierra: Una preparación típica que combina pescado fresco con limón, jitomate, cebolla, cilantro y chile. Su sabor equilibrado y ligero lo hace perfecto para los días calurosos.
  3. Chilorio: Platillo de origen señorial que consiste en carne de cerdo desmenuzada y cocida en una salsa de chile pasilla y especias. Se sirve con tortillas de harina o maíz, y es una opción popular en el desayuno o la comida.
  4. Tacos Gobernador: Un deleite culinario que combina camarones salteados con queso derretido y chile en tortillas de maíz o harina, usualmente doradas al comal. Este platillo nació en Mazatlán y se ha popularizado en todo el país.
  5. Zarandeado: Un método de preparación tradicional en el que el pescado (generalmente pargo o robalo) se marina con especias y se cocina a las brasas sobre una rejilla. Este platillo es ideal para degustar en las playas sinaloenses.
  6. Tamales Barbones: Una curiosidad culinaria del sur de Sinaloa, estos tamales se elaboran con camarones enteros, incluyendo la cabeza y las barbas que sobresalen de la masa, lo que les da su característico nombre.
  7. Caldillo de Machaca: Hecho a base de carne seca de res, este caldo especiado es una opción reconfortante y llena de sabor, ideal para acompañar con tortillas y frijoles.

Un Legado Gastronómico La cocina de Sinaloa no solo es un deleite para el paladar, sino también un reflejo de la identidad y tradición de su gente. Su riqueza de ingredientes, combinada con técnicas ancestrales y un amor profundo por la buena mesa, hacen de esta región un verdadero tesoro gastronómico del Pacífico Mexicano. Para quienes buscan una experiencia culinaria auténtica, Sinaloa es un destino imperdible.

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San Miguel de Allende | El Destino Gastronómico

San Miguel de Allende | El Destino Gastronómico

El Destino Gastronómico Número Uno de México

San Miguel de Allende, joya colonial del corazón de nuestro país, se ha posicionado como un referente cultural y turístico y como el epicentro de una auténtica revolución culinaria. Este reconocimiento no es fortuito; es el resultado de una combinación única de historia, creatividad, ingredientes de alta calidad y un enfoque en la sustentabilidad que ha capturado los paladares de locales y visitantes de todo el mundo.

San Miguel de Allende se nutre de su legado cultural para ofrecer una gastronomía profundamente arraigada en las tradiciones mexicanas. Desde los mercados locales, donde se pueden encontrar productos autóctonos como el maíz criollo y los chiles secos, hasta las recetas ancestrales que han pasado de generación en generación, la ciudad celebra su pasado culinario mientras lo proyecta hacia el futuro. Platos como las enchiladas mineras o los tamales de guayaba son ejemplos de cómo la historia de la región encuentra su lugar en los menús contemporáneos.

Sin embargo, lo que realmente distingue a la cocina de San Miguel de Allende es su capacidad para fusionar tradición e innovación. La ciudad es hogar de algunos de los chefs más creativos de México, quienes utilizan las técnicas más novedosas y conceptos globales para reimaginar los sabores clásicos. Restaurantes como Áperi, The Restaurant y Bovine han ganado reconocimiento internacional por su capacidad para transformar ingredientes locales en experiencias culinarias de vanguardia.

La calidad de los ingredientes juega un papel crucial. La cercanía a productores locales y mercados orgánicos asegura una frescura incomparable, mientras que iniciativas de sostenibilidad en la región fomentan prácticas agrícolas responsables. Este compromiso con lo local no solo enriquece el sabor de los platillos, además promueve una economía circular que beneficia a toda la comunidad.

San Miguel de Allende ofrece un entorno que eleva la experiencia gastronómica a un nuevo nivel. La arquitectura colonial, el clima templado y una vibrante escena artística convierten cada comida en un momento único e inolvidable. Comer en San Miguel es participar en una celebración de la vida y la cultura.

San Miguel de Allende es una muestra de cómo la gastronomía puede ser un puente entre el pasado y el presente, entre lo local y lo global, consolidándose como el mejor destino gastronómico de México.

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La familia Lunelli y el legado de uno de los espumosos top del mundo del vino, una entrevista con Alessandro Lunelli

La familia Lunelli y el legado de uno de los espumosos top del mundo del vino, una entrevista con Alessandro Lunelli

Sentados en el restaurante de un hotel de lujo en la Riviera Maya, me recibe con una sonrisa Alessandro Lunelli, persona sencilla y sumamente accesible, dispuesto a conversar y compartir sobre su legado familiar de más de 120 años. Alessandro llegó a México como parte de la gira que realiza desde el 2021 a distintos GP de la Fórmula 1, donde Ferrari Trento ha sido el vino espumoso de la celebración oficial en el podio. Si bien su apretada agenda incluye supervisar la producción de los vinos tranquilos de Tenute Lunelli, aparta tiempo para recorrer los países en los que ha visto potencial para crecer la participación del vino espumoso Ferrari Trento.

Alessandro agrega que, además de vino espumoso, desde hace 40 años la familia produce vinos tranquilos en Trentino, la Toscana y Umbria. La filosofía familiar se centra en las palabras Bello y Buono, adjetivos italianos que describen el amor por la historia, el arte y la cultura, así como el disfrute del buen comer y beber. Para los Lunelli, la esencia de la casa es que cada botella de vino sea buena y se elabore en lugares y bodegas maravillosos. En Trentino producen Ferrari Trento y Tenuta Margon en una villa del siglo XVI, lugar rodeado de viñedos y protegido por su invaluable arte, un sitio único para tomar una copa de un vino excepcional, como el Chardonnay de la casa, Villa Margon, que lleva el nombre mismo de la villa, que se encuentra abierta para los amantes del enoturismo y cuenta con el restaurante Locanda Margon, galardonado con estrella Michelin, de la mano del Chef  Edoardo Fumagalli. Aquí se cocina alrededor del vino y no de los alimentos, eligiendo los ingredientes locales o cultivados en el huerto del restaurante que mejor acompañen en maridaje al vino que el comensal seleccione. El Chef y el Sommelier en conjunto sugieren el platillo, resultando en la unión perfecta del terruño de la zona y ¡todo un deleite y sorpresa para los visitantes! Por si fuera poco, los amantes del vino pueden hospedarse en esta joya histórica y vivir una experiencia que redefine el lujo a través de la belleza y la excelencia.

Tenuta Castelbuono, en la región de Umbria, produce grandes vinos estructurados, potentes y con mucha fuerza, como Carapace y Ziggurat, los cuales contrastan con la belleza de la bodega donde los elaboran, un trozo de arte en sí mismo que convive armónicamente con la naturaleza alrededor. El maestro escultor Arnaldo Pomodoro creó los dibujos para el caparazón de la bodega que representa a una tortuga, que vive por muchos años y va despacio por la vida, en alusión a su vino Sagrantino, que con los debidos cuidados puede guardarse por muchos años. Es un lugar donde se disfruta de una copa de vino dentro de una pieza de arte.  

En Tenute Podernovo, en la región de la Toscana, la familia ha restaurado una antigua casa del siglo XIX con habitaciones donde pasar la noche con un servicio 5 estrellas. El mismo cuidado que la familia ha puesto en la producción de sus vinos lo ha volcado en cada una de las propiedades para que los apasionados del vino puedan disfrutar de los lugares maravillosos que ofrece Italia.

Alessandro engalana las cualidades de la familia y lo sabe transmitir en su trato hacia los demás, disfrutando de servir vino y escuchando a los comensales, llevando sus vinos de altísimo nivel a las mejores mesas alrededor del mundo con sencillez y pasión.

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La primera empresa vitivinícola del noroeste de México 

La primera empresa vitivinícola del noroeste de México 

Más de un siglo construyendo historia, legado y calidad

Bodegas de Santo Tomás se estableció en 1888 en el rancho Los Dolores en el valle de Santo Tomás, en la ciudad Ensenada, y desde entonces construye un legado vinícola en tierras que conocen el trabajo de las manos del hombre, auxiliado por los vientos y las lluvias, desde la época de los misioneros que llegaron a fines del Siglo XVII.

La producción y comercialización del vino en Baja California fue evolucionando hasta llegar a ser uno de los cimientos económicos, turísticos y culturales del estado y un referente de la producción vinícola de México.

En ese proceso de crecimiento, Bodegas de Santo Tomás ha jugado un papel de liderazgo al impulsar en forma sostenida el asentamiento, expansión y promoción de viñedos en áreas rurales de Baja California, especialmente en el Valle de Guadalupe. 

La historia de Bodegas de Santo Tomás se construyó gracias a protagonistas como Francisco Andonaegui, Miguel Ormart y el expresidente de México, el General Abelardo L. Rodríguez. Los primeros socios comerciales contaron con la acertada asesoría del Enólogo Esteban Ferro Binello. En la década de los 60, la familia Cosío asumieron el liderazgo, y desde entonces han posicionado la casa como una de las organizaciones emblemáticas en la industria vinícola.

Estos 136 años de actividad exitosa ininterrumpida han tenido como plataforma insustituible el compromiso y el talento de técnicos, agricultores, pizcadores, administradores, vendedores y promotores, que dieron su trabajo para el crecimiento de una de las principales empresas en la industria del buen vino en el país.

Hoy en día, Bodegas de Santo Tomás es un participante clave en el desarrollo económico, social y cultural de la región en donde produce sus vinos y para ello ha consolidado los siguientes compromisos:

  • Con su comunidad de colaboradores, al promover el crecimiento profesional, el desarrollo cultural y la certidumbre de sus fuentes de trabajo.
  • Con la comunidad ensenadense y regional al difundir la cultura y acompañar la construcción de la misma.
  • Con el medio ambiente, al actuar con responsabilidad para el mantenimiento y desarrollo armónico de los activos físicos de la región.

Con el fin de cumplir con estos objetivos, la casa ha fundado y auspiciado el Centro Cultural Santo Tomás y el Museo de Historia de Santo Tomás, organizaciones sin fines de lucro que acompañan a los sectores más vulnerables de la región, abriendo espacios para su crecimiento cultural y social.

La bodega también promueve actividades alrededor del Enoturismo, facilitando la difusión y promoción del vino mexicano en muy diversos mercados que constantemente visitan sus tres sedes.

  • El Valle de Santo Tomás, su sede principal
  • La Plaza Santo Tomás en el centro de la Ciudad de Ensenada
  • San Antonio de las Minas, Valle de Guadalupe

Bodegas de Santo Tomás se autodefine como una organización de espíritu joven con 136 años de experiencia, fiel a su vocación de conectar con la tierra y celebrar la vida.

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La Baja California, tierra de vinos excepcionales

La Baja California, tierra de vinos excepcionales

Historia, evolución y perspectivas a futuro de uno de los productos más representativos de nuestra península

Hugo D’Acosta, enólogo y vitivinicultor

Mi camino en la viticultura comenzó de manera fortuita. Como cualquier joven, llegado el momento de decidir cuál sería mi camino encontré una escuela de fruticultura, donde podías aprender a cultivar la uva y elaborar el vino, lo que encontré maravilloso.

Me pareció fascinante que de un fruto tan simple y pequeño como la uva hubiera una relación tan grande y profunda con distintas culturas y civilizaciones de la humanidad.

Un elemento que vuelve tan especiales a los vinos de Baja California es que en ellos se refleja el gran mosaico cultural de la península como un lugar que fue poblado por personas provenientes de distintos orígenes y caminos de vida. Estos migrantes llegamos a un lugar privilegiado con un clima perfecto para producir una amplia gama de uvas. Es por esto que los vinos de la región son el resultado de formas distintas de entender y aplicar el conocimiento en torno al cultivo de la vid y los procesos de elaboración del vino. Las uvas que nos representan como región vinícola se han ido transformando conforme llegaron grupos provenientes de distintas partes, como Italia, España y Francia, quienes trajeron consigo técnicas y conocimiento, además de uvas propias de sus lugares de origen.

En la actualidad, los cambios en las condiciones climáticas han hecho que la presencia de variedades nobles cedan terreno a uvas con mayor capacidad de adaptación y fuerza y resistencia a condiciones climáticas más extremas. El futuro de los vinos de Baja California, al igual que muchas de las cosas que evolucionan a lo largo del tiempo y a través de las generaciones, es que adquirirán una nueva personalidad acorde a los cambios y las nuevas necesidades climáticas. De igual manera, las tendencias también deben acoplarse a las demandas de un mercado en constante transformación. Hoy en día, en México existen otras regiones que compiten con propuestas y sabores distintos, eso hará que Baja California redefina y afine la identidad de sus vinos y marcar una fuerza ligada a la climatología y el estilo de vida de quienes trabajamos por mantener la excelencia de un producto emblemático de estas tierras.

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El Valle de Guadalupe

El Valle de Guadalupe

La región vinícola más prodigiosa de México

El Valle de Guadalupe es un lugar bendecido en muchos sentidos. Lo primero que nos cautiva son sus espectaculares paisajes, donde el verde de los olivos y los viñedos contrasta con la flora propia del ecosistema semidesértico y las inmensas rocas que caracterizan a la Baja California. Es aquí donde la Madre Naturaleza conjuntó condiciones de geografía, suelo, clima, temperatura y vientos para crear un paraíso para los sentidos y el lugar perfecto para producir vinos de clase mundial, con sabores intensos y complejos que hoy cuentan con reconocimiento internacional.

¿Qué es lo que convierte a esta pequeña región, de poco más de 66 mil hectáreas de extensión, en una zona tan propicia para el cultivo de la vid? El Valle de Guadalupe, localizado en el municipio de Ensenada, cuenta con un ecosistema semiárido, sin embargo, su altitud, a 335 metros sobre el nivel del mar y la influencia de los vientos marinos del Océano Pacífico, contribuyen a crear un microclima mediterráneo, muy parecido al del suroeste de Francia, con veranos cálidos y secos e inviernos suaves y húmedos. Por otro lado, los suelos de este valle son resultado de procesos geológicos y climáticos, que a lo largo de miles de años, han resultado en suelos franco arenosos, profundos y bien drenados, ricos en minerales y nutrientes esenciales para las plantas, lo que contribuye a la alta calidad de los productos agrícolas que se cultivan en la zona, donde destacan variedades de uva como Cabernet Sauvignon, Merlot, Tempranillo, Nebbiolo y Chenin Blanc, aunque las tierras del valle también producen olivos, almendros, frutos y hortalizas.

La historia del Valle de Guadalupe como región vinícola inició en 1834, cuando la orden dominica fundó la misión de Nuestra Señora de Guadalupe, y los frailes, aprovechando las características de la tierra y el clima, comenzaron a cultivar vid, peras, chabacanos y olivos. En 1888, Francisco Andonegui y Miguel Ormart fundaron Bodegas Santo Tomás, la primera casa vinícola de América Latina. Hoy en día, el valle produce alrededor del 90% de los vinos mexicanos.

Hoy en día, el Valle de Guadalupe es un destino fundamental para los amantes del enoturismo. Cada año, el destino recibe a cientos de miles de visitantes, que viven experiencias que incluyen recorridos por los viñedos más renombrados de la región, donde tienen la oportunidad de conocer el proceso de elaboración del vino y disfrutar de exclusivas catas, comidas y cenas de maridaje, y lo más importante, sumergirse en este generoso ecosistema, donde cada estación del año tiene su propia magia.

Además de la uva, los fértiles suelos y el clima benigno de esta región favorecen el crecimiento de otros cultivos. Al recorrer el valle encontramos ranchos dedicados a la apicultura y a la producción de nueces, hierbas culinarias, tomates y germinados de calidad orgánica. Para los agricultores del Valle de Guadalupe, preservar su cultura local y su identidad como un área principalmente rural. Mantener el equilibrio entre el auge turístico y la conservación de los recursos naturales que convierten al valle en un lugar único en el mundo es crucial. Reemplazar las áreas naturales por concreto y construcciones significaría la pérdida de ese delicado balance. La consciencia y el respeto por aquello que es esencial es lo único que permitirá que el Valle de Guadalupe continúe siendo una región emblemática de México para el mundo.

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Dom Pérignon transforma la Experiencia Gastronómica en Nizuc Resort & Spa con su nueva Cava

Dom Pérignon transforma la Experiencia Gastronómica en Nizuc Resort & Spa con su nueva Cava

NIZUC Resort & Spa y la legendaria casa Dom Pérignon, sinónimo de elegancia y prestigio en el mundo del champagne, ofrecieron una cena para celebrar la próxima apertura de una nueva y exclusiva cava en Ramona, el restaurante insignia del resort. Sylvain Desbois, chef ejecutivo del galardonado resort, en conjunto con un equipo de enología liderado por el Chef de Cave Vincent Chaperon, pusieron su creatividad en acción para crear experiencias únicas que sumerjan a los huéspedes e invitados en el universo Dom Pérignon con una serie de experiencias sensoriales que incluyen catas privadas, cenas maridadas y eventos únicos, llenos de glamour y sofisticación.

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Los Tesoros de la Milpa y el Mar en Chablé Maroma

Los Tesoros de la Milpa y el Mar en Chablé Maroma

El Restaurante Bu’ul, a cargo del Chef Luis Quiroz, en conjunto con el Chef Óscar Segundo del restaurante Xokol de Guadalajara con una propuesta basada en las posibilidades culinarias del maíz criollo. El chef Segundo sorprendió a los asistentes con un menú innovador que unió los productos del mar con los elementos tradicionales de la milpa para crear una experiencia gastronómica inolvidable, acompañada de un perfecto maridaje y mixología a cargo de Café de Nadie.

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Vinos apasionados y apasionantes

Vinos apasionados y apasionantes

Vinos ancestrales llenos de historia y leyenda

Verona, la ciudad del romance, la que inspiró la historia de amor entre Romeo y Julieta, escrita por William Shakespeare, llena de callejones y balcones que cuentan historias, y conocida como la puerta de Italia, que nos anticipa toda la belleza del país que es mundialmente conocido por su inconfundible gastronomía y sus vinos sobresalientes. Más allá de su riqueza artística y dos mil años de historia y cultura, a Verona también se le considera la ciudad del vino ya que en sus alrededores se producen algunos de los estilos más sobresalientes, que son regalo de Italia para el mundo.

La región del Véneto, al noreste de Italia, tiene registros de cultivo de uva que datan de 1000 AC. La región colinda con Friuli-Venezia Giulia y Trentino-Alto-Adigio y goza de una privilegiada ubicación que recibe los vientos del Mar Adriático, que brindan frescor en los veranos, además de contar con la barrera natural de los Alpes que le protegen de fuertes vientos. El bello clima enmarcado por veranos cálidos e inviernos fríos permite cultivar variedades blancas como Glera, Garganega, Pinot Grigio, Vespaiola, Moscato Bianco y Chardonnay, y tintas como Corvinone, Corvina, Merlot, Rondinella, Marzemino, Tocai Rosso, Cabernet Sauvignon y Cabernet Franc.

De la uva Glera se obtiene uno de los vinos espumosos más famosos en el mundo, fresco, ligero con perfumes a manzanas, peras, cítricos y flores blancas, el Prosecco. También encontramos un vino blanco extraordinario y de origen ancestral, producido a base de Garganega, el Soave, que se da desde tiempos romanos en las laderas volcánicas cercanas a Verona, conocido como uno de los grandes vinos blancos de Italia por su habilidad para mejorar con el paso del tiempo y sus aromas tan destacados a melón verde y cáscara de naranja cuando joven, que evolucionan después de unos años de guarda, a los aromas a conserva de limón, miel e hinojo. La variedad Garganega junto con la  Trebbiano di Soave también se dejan reposar en esteras de paja con el fin de que se sequen y pasifiquen antes de su elaboración, dando como resultado un vino exquisito y denso, de color amarillo paja con aromas dulces que recuerdan miel, pasas e higos, conocido como Recioto di Soave, ideal para acompañar un buen plato de quesos italianos. “Ligero, fresco, tinto y cordial, como la casa de un hermano con el que te llevas”, son las palabras del gran Ernest Hemingway para describir el Valpolicella Classico. La región de Véneto produce tintos apasionados con uvas autóctonas. Con Covrina, Corvinona y Rondinella se produce Valpolicella (Clásico y Superiore), Bardolino, Recioto della Valpolicella, Ripasso y Amarone.  Amarone es el rey de los vinos de Verona, la leyenda cuenta que nació por accidente de una barrica olvidada de Recioto y es un vino que apasiona y enamora por sus aromas a violetas, rosas, mermelada de ciruela y zarzamoras, cerezas licorosas, almendras y nueces, especies como canela y nuez moscada, tabaco, café y chocolate, eucalipto y trufa. Sin duda un vino complejo, con estructura y profundidad imponentes, que con el paso del tiempo evoluciona a notas que recuerdan higos maduros, melaza y azúcar morena. Si a esa barrica olvidada se le hubiera detenido la fermentación decimos que terminaría en un Recioto, vino tinto con dulzor remanente, uno de los pocos vinos tintos dulces o de postre que se producen en el mundo. El Recioto della Valpolicella es una delicadeza, aterciopelado y dulce que cubre el paladar, con perfume de compotas, especies, frutas deshidratadas como pasas e higos, ideal para acompañar con chocolate, cerezas y frutos rojos. Todos estos vinos pueden probarse en los bares u “osterie” en el centro de Verona, lugares ideales para el disfrute de estos vinos hechos con amor y dedicación que encantan a los paladares apasionados.

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