La preservación de licores ancestrales, como el pox, un destilado elaborado a base de maíz, no sólo resguarda un patrimonio cultural ligado a las raíces del mundo Maya, también representa un viaje sensorial a través de la historia. Estos elíxires encierran secretos transmitidos por generaciones que sirven como testimonio viviente de la maestría artesanal de nuestros antepasados y su profundo entendimiento de la tierra. Al conservar estas tradiciones mantenemos viva nuestra herencia y fortalecemos la identidad de nuestra comunidad, tejiendo un hilo atemporal que une el pasado, el presente y el futuro.
La relevancia del pox va más allá de lo ceremonial al ser un símbolo de fraternidad comunitaria. Aunque sus orígenes se remontan hace unos 300 años en la región que hoy es Chiapas. La destilación, de origen europeo, fue adoptada y transformada por la población originaria de la región de Los Altos. La palabra pox proviene del tzotzil y significa medicina.
El pox está siendo rescatado por las nuevas generaciones, quienes buscan compartirlo en diversas variantes, haciendo que esta bebida especial trascienda generaciones y se vuelva un lazo que une corazones. Hoy en día, esta exquisita bebida puede disfrutarse al natural o realzada con sabores genuinos y representativos de México, como el fragante café, la delicada vainilla y el exótico cacao.
La importancia de conservar estas bebidas ancestrales radica en más que el sabor, es la preservación de una conexión con la historia y tradiciones.
¡Hoy Podemos compartirlo con las nuevas generaciones!
Leave a Reply