GASTRONOMIA

El alma de Baja, mi viaje entre fuego, mar y desierto

El alma de Baja, mi viaje entre fuego, mar y desierto

Javier Plascencia

Chef, Empresario y Embajador de la Gastronomía de Baja California

La cocina siempre ha estado en mi sangre. Crecí corriendo por los restaurantes de mi padre en Tijuana, entre el bullicio de los fogones, el aroma de las tortillas en el comal y la energía de los cocineros que parecían bailar al mismo ritmo. Uno de mis recuerdos más vivos es observar cómo el rostro de un comensal cambiaba al probar un primer bocado, cómo algo tan sencillo como un plato podía tocar fibras profundas. Fue entonces cuando entendí que la comida tiene un poder especial: conecta con las personas, con la tradición, con la identidad.

Sí, estudié en San Diego y trabajé en cocinas de distintas partes del mundo, pero cada vez que me alejaba de Baja sentía un llamado muy fuerte a regresar. Nuestro mar, nuestro desierto, la vida en la frontera… todo eso tiene un sabor único. Ese es el sabor que quiero compartir con quienes se sientan a mi mesa.

Cada proyecto que he creado es, en el fondo, una carta de amor a Baja, contada de manera distinta. Con Misión 19, en Tijuana, quise demostrar que nuestros ingredientes locales, tratados con creatividad, podían estar a la altura de cualquier cocina internacional. Ahí nació con fuerza la idea de lo que hoy conocemos como cocina Baja Mediterránea.

Después llegó Erizo, mi homenaje al mar. Quería que la gente probara los mariscos como los disfrutamos aquí: frescos, brillantes, casi crudos, apenas acariciados por el humo de la parrilla. Finca Altozano, en el Valle de Guadalupe, me permitió abrazar el espíritu del campo. Ahí, todo gira en torno al fuego, al vino de la viña vecina y a los vegetales recién cosechados que llegan directo del huerto a la mesa.

En Todos Santos nació Jazamango, un proyecto que refleja mi filosofía de la granja a la mesa. Cocinamos con lo que la tierra nos da ese día, con respeto absoluto por el producto. Puede ser un tomate recién cortado o un pescado que acaba de salir del mar: la clave está en dejarlos brillar sin disfraces. Y Animalón, bajo ese encino majestuoso, es quizá el proyecto más mágico. Comer al aire libre, bajo las estrellas, con platos inspirados en Baja, se convierte en una experiencia casi espiritual.

Después de más de tres décadas en la cocina, sentí la necesidad de dejar un legado que fuera más allá de los restaurantes. Así nació El Alma de Baja. No es solo un recetario, es mi historia y también la historia de esta tierra. Quise que mis hijos, los jóvenes cocineros y cualquier persona que sienta curiosidad por Baja pudieran tener entre sus manos un libro que transmitiera lo que yo siento al recorrer un mercado, al hablar con un pescador o al caminar por la costa.

El libro está lleno de fotografías, relatos y recetas que surgen de la vida real, no de un laboratorio. Lo escribí en dos idiomas porque Baja también habla en dos lenguas, a veces en la misma frase. Mi mayor deseo es que quede claro que Baja no es solo un lugar en el mapa: es un espíritu, un sabor y una forma de vivir que merece ser preservada y celebrada.

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Sabores que trascienden fronteras

Sabores que trascienden fronteras

Las más innovadoras tendencias culinarias en Baja California

Baja California se ha consolidado como uno de los epicentros gastronómicos más vibrantes de México. No se trata solo de su riqueza natural —el mar, el desierto y la sierra aportan ingredientes de una frescura excepcional—, sino también de la forma en que sus cocineros han sabido reinterpretar la tradición con audacia y creatividad. Hoy, esta región vive una revolución culinaria donde la innovación no borra las raíces, sino que las potencia. Aquí, la mezcla entre productos locales y técnicas de vanguardia está marcando tendencia y redefiniendo lo que significa comer bien en el noroeste mexicano.

Uno de los sellos más distintivos de esta nueva cocina bajacaliforniana es el enfoque en ingredientes endémicos reinterpretados con tecnología culinaria de última generación. Productos como erizos, algas, ostiones, codornices, carne de res de libre pastoreo y vegetales del Valle de Guadalupe encuentran nuevas expresiones gracias a técnicas como la cocción a baja temperatura, la fermentación controlada o el uso del nitrógeno líquido. El resultado: platillos que respetan la esencia del ingrediente, pero sorprenden en textura, presentación y profundidad de sabor.

La fermentación ha adquirido un rol protagónico en la escena contemporánea. Inspirados tanto por prácticas ancestrales como por movimientos culinarios nórdicos, los chefs de Baja California están desarrollando sus propios encurtidos, kombuchas y misos a partir de ingredientes regionales como el higo, la tuna o el maíz criollo. Este enfoque no solo alarga la vida útil de los alimentos, sino que genera capas de sabor umami que elevan incluso las recetas más sencillas.

Otra tendencia poderosa es el enfoque hiperlocal y sostenible, donde se reduce la dependencia de insumos foráneos y se promueve el cultivo de huertos propios, la recolección silvestre y el uso integral del producto. El objetivo es minimizar el desperdicio y maximizar la conexión con el entorno. Así, la cocina se convierte en una narrativa de identidad territorial, donde cada ingrediente cuenta una historia de origen y de comunidad.

En paralelo, la fusión cultural cobra una dimensión creativa sin precedentes. La migración y el intercambio cultural en la región han dado lugar a una cocina sin etiquetas rígidas, que toma influencias asiáticas, mediterráneas y latinoamericanas, y las hibrida con productos locales. Esto se traduce en preparaciones inesperadas, como tamales con dashi, tacos con kimchi o ceviches de autor con técnicas de cocina molecular.

La experiencia multisensorial también está en auge. Hoy, comer en Baja California puede implicar interactuar con el platillo: espumas que se disuelven al contacto, ingredientes ahumados al momento o presentaciones servidas sobre piedras volcánicas o conchas marinas. La intención no es el espectáculo vacío, sino activar la memoria, despertar los sentidos y provocar una conexión más íntima con el alimento.

El rescate de lossaberes tradicionales coexiste con la modernidad. Jóvenes cocineros se están acercando a comunidades indígenas y agricultores locales para aprender sobre prácticas culinarias antiguas, técnicas de nixtamalización, molienda de granos o preparación de alimentos con utensilios de barro. Esta sabiduría ancestral se integra a la alta cocina con respeto y creatividad, formando un puente entre el pasado y el futuro. En Baja California, la innovación no es una moda pasajera, sino una evolución orgánica de su identidad culinaria. Una cocina que se atreve a experimentar, pero que nunca pierde de vista sus raíces. Así, la región continúa consolidándose como un laboratorio de sabor donde tradición y modernidad se encuentran en cada bocado.

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Cerveza artesanal, Un lujo cotidiano en evolución

Cerveza artesanal, Un lujo cotidiano en evolución

Hablar de cerveza artesanal es hablar de carácter, creatividad y autenticidad, que nos transporta a una experiencia sensorial que cautiva tanto al paladar como a la imaginación. A diferencia de la cerveza producida a escala industrial, pensada para la producción masiva y la uniformidad, la artesanal celebra lo singular: cada botella es una declaración de estilo, un homenaje a los ingredientes y al talento del maestro cervecero.

El arte detrás de cada sorbo

La grandeza de la cerveza artesanal radica en la pureza de su origen. Agua, maltas, lúpulos y levaduras se seleccionan con precisión, y a menudo se complementan con ingredientes inesperados: cacao de origen, café de altura, miel silvestre, frutas tropicales o especias regionales. El resultado son perfiles aromáticos y gustativos que pueden ir desde lo fresco y frutal hasta lo intenso y tostado.

Más que seguir fórmulas rígidas, la cerveza artesanal se mueve por la experimentación. Es común descubrir interpretaciones únicas de estilos clásicos —como una IPA con notas cítricas de la península de Yucatán o una stout con reminiscencias de chocolate oaxaqueño.

El mapa global de la cerveza artesanal

Estados Unidos lidera el movimiento contemporáneo con miles de microcervecerías y estilos innovadores que han inspirado a todo el mundo. Europa, por su parte, aporta la tradición: Bélgica, Alemania y Reino Unido siguen siendo referentes con siglos de maestría cervecera que hoy dialogan con propuestas más vanguardistas. Al mismo tiempo, países como Canadá, Brasil, España y Australia han encontrado en la cerveza artesanal una forma de redefinir su identidad gastronómica.

México: tradición reinventada

En este escenario, México ha ganado protagonismo con una propuesta que combina creatividad y raíces culturales. La escena cervecera nacional se expande en ciudades como Guadalajara, Monterrey, Tijuana y la Ciudad de México, donde emergen cervecerías que reinterpretan estilos internacionales con alma mexicana. Ingredientes autóctonos como el agave, el chile, el cacao o el café de altura enriquecen las recetas y les imprimen un carácter inconfundible.

El reconocimiento internacional no se ha hecho esperar: cervezas mexicanas han sido premiadas en competencias de gran prestigio, consolidando al país como un referente emergente. Además, esta cultura ha detonado un fenómeno turístico que invita a recorrer rutas cerveceras, visitar microcervecerías y descubrir nuevas etiquetas en festivales especializados.

Una nueva forma de lujo

La cerveza artesanal representa una filosofía de vida que prioriza valorar lo auténtico, apreciar el detalle y celebrar la diversidad. Es un lujo accesible que invita a disfrutar el momento, a compartir y a descubrir sabores que cuentan historias.

En cada vaso servido se encuentra el espíritu de quienes la crean y el orgullo de una tradición que se reinventa. México, con su riqueza cultural y su pasión gastronómica, tiene todo para seguir sorprendiendo al mundo con cervezas que son, más que una bebida, una experiencia inolvidable.

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El Oro Verde de México que Conquista al Mundo

El Oro Verde de México que Conquista al Mundo

Un fruto repleto de sabor, historia e incomparables beneficios para la salud

Pocos alimentos evocan tanta riqueza cultural, nutricional y sensorial como el aguacate. Este fruto, que ha sido cultivado en Mesoamérica desde hace más de 10,000 años, no solo es uno de los ingredientes más versátiles de la cocina contemporánea, es además un símbolo de identidad mexicana que ha logrado trascender fronteras y tendencias.

El aguacate, cuyo nombre proviene de la palabra ahuacatl en náhuatl, fue un alimento esencial para las culturas prehispánicas como la mexica y la maya. Desde sus orígenes en las regiones altas de lo que hoy es el sur de México y Guatemala, este fruto fue valorado no solo por su sabor sino por sus propiedades energéticas y medicinales. Actualmente, México es el principal productor y exportador mundial de aguacate, especialmente del tipo Hass, una variedad de cáscara rugosa y pulpa cremosa que ha conquistado paladares globales.

Su valor nutricional es notable: es una fuente rica en grasas monoinsaturadas, que contribuyen a la salud cardiovascular; contiene más potasio que el plátano, lo que lo convierte en un excelente aliado para el equilibrio electrolítico; y es abundante en fibra, vitaminas E, C, B6 y ácido fólico. Esta combinación lo hace ideal tanto para deportistas como para quienes buscan una alimentación balanceada y natural.

Además de su papel en la cocina, el aguacate ha encontrado un lugar privilegiado en la cosmética natural. Su aceite, obtenido de la pulpa, es un gran hidratante y se utiliza en productos para el cuidado del cabello y la piel. Su capacidad para nutrir y suavizar lo ha convertido en un ingrediente esencial en mascarillas, cremas y aceites corporales. Su efecto antioxidante y regenerador lo convierten en un poderoso elemento para combatir el envejecimiento prematuro y restaurar la elasticidad cutánea.

En la gastronomía, el aguacate es una joya por su textura sedosa y sabor sutil que permite infinidad de combinaciones. Desde el tradicional guacamole, patrimonio culinario mexicano por generaciones, hasta fusiones contemporáneas como el avocado toast, presente en los menús más hipsters del mundo, este fruto demuestra su infinita adaptabilidad.

En México, el uso de este fruto es tan amplio como ingenioso. En estados como Morelos y Michoacán se utiliza para preparar helado artesanal, con un sabor delicado y fresco. En Oaxaca se sirve con sal de gusano y mezcal en celebraciones tradicionales. En Puebla, se emplea como base de salsas verdes para acompañar tacos o enchiladas, y en la cocina moderna lo vemos como protagonista en sushi rolls, smoothies, postres veganos y hasta en cócteles como margaritas infusionadas con aguacate. El aguacate puede utilizarse en repostería, como sustituto de la mantequilla o crema, aportando una textura suave sin sacrificar sabor.

Más allá de su popularidad global, el aguacate es un legado cultural que sigue evolucionando con creatividad. Su presencia en la cocina del día a día y en la alta gastronomía es testimonio de su importancia como alimento del presente y del futuro.

El aguacate es historia viva, nutrición inteligente y sabor sin fronteras. Un fruto con raíces profundas en México, que ha sabido florecer en todo el mundo sin perder su esencia. Y en cada rebanada, en cada cucharada, hay un recordatorio de la generosidad de la tierra mexicana.

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La exquisita gastronomía yucateca

La exquisita gastronomía yucateca

Legado de mestizaje, tradición e identidad.

La gastronomía yucateca es una cocina mestiza llena de colores y sabores vibrantes, cuyos cimientos descansan en ceremonias y procesos prehispánicos. Es la perfecta fusión de tiempos y mundos.

Hablar de comida yucateca es hablar de identidad, de orgullo, de herencia. Constituida en su mayor parte por elementos esenciales en todo el territorio mexicano, como maíz, el tomate, y el frijol, pero también con ingredientes propios de la región como el chile habanero, la naranja agria y el famoso achiote, una pasta que se extrae de las semillas de un árbol llamado achiotl y se utiliza para darle sabor y color a la comida. Con el paso de la historia, a estos componentes autóctonos se le sumaron influencias coloniales provenientes de España, creando una combinación de sabores única.

Preparación Ceremonial

Una de las principales características de la gastronomía yucateca es su forma particular de preparación, basada en técnicas ancestrales heredadas de la cultura maya, donde los alimentos se cocinan en un “pib”. Esta técnica de origen prehispánico consiste en cocinar a fuego lento en un horno bajo tierra hecho con madera y piedra, todo tapado con más tierra y envuelto en hierbas o hojas de árboles de la región, como la hoja de plátano.

La cultura yucateca se celebra profundamente en su comida. Las festividades, los rituales religiosos y las celebraciones familiares giran en torno a la preparación de alimentos. Durante el Hanal Pixán, por ejemplo, la versión yucateca del Día de Muertos, las casas se llenan de aromas intensos con el pib de mucbipollo, un gigantesco tamal enterrado y cocido bajo tierra, que se ofrece a los difuntos. Comer juntos es parte del ritual; compartir los alimentos preparados de manera ancestral es parte del reforzamiento de nuestra cultura.

¿Conoces los platillos más representativos de la gastronomía de Yucatán?

Cochinita Pibil

El platillo yucateco por excelencia consiste en carne de cerdo marinada con naranja agria, achiote y ajo, envuelta en hoja de plátano. Se entierra en el “pib” durante varias horas y se disfruta en una gran variedad de presentaciones, aderezado con cebolla curtida y salsa de habanero.  

Poc Chuc

Esta sencilla pero deliciosa receta consiste en filete de cerdo asado, acompañado de naranja agria, cebolla morada y una salsa especial de tomate asado. Se sirve con una porción de caldo de frijol.

Queso Relleno

Un plato con fuerte influencia europea con el queso Edam como ingrediente principal. Como su nombre lo indica, la pieza entera de queso se rellena con carne molida de res y cerdo preparada con almendras, pasas, chile dulce y especias de la región. Se cubre con una salsa blanca (K’óol) y salsa de tomate.

Papadzules

Platillo sencillo pero emblemático. Consiste en tacos de tortillas de maíz rellenas de huevo cocido, bañadas con una salsa verde hecha de pepitas de calabaza y acompañadas de salsa de tomate con chile habanero.

Relleno Negro

Uno de los platillos más antiguos de la gastronomía yucateca, tradicionalmente servido como uno de los platillos principales en bodas. Este plato consiste en pavo o pollo desmenuzado y sazonado con recado negro, un condimento hecho a base de chiles asados y especias que le otorgan un sabor ligeramente picante y su característico color negro. Se acompaña de una especie de albóndiga con recado negro y huevo cocido, conocida como “but negro”.

Sopa de Lima

La sopa de lima es un caldo de pollo o pavo servido con carne deshebrada, tiras de tortilla frita y perfumado con rodajas de lima yucateca, que posee un sabor distinto al de la lima común y dota a este plato de un sabor único y delicioso.  La gastronomía yucateca es, sin duda, una de las más vastas de todo el territorio nacional que ofrece innumerables platillos para todo tipo de gustos. Aquí apenas se han mencionado solo algunos, pero sabemos con certeza que cada uno de ellos es una prueba de la riqueza de nuestras raíces, con sus sabores más exquisitos, que nos recuerdan que la cultura prevalece a través de las manos de quienes cocinan; nuestras raíces se comparten en la mesa, se sirven con orgullo y la historia se saborea en cada bocado.

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Achiote, El alma colorada de la gastronomía yucateca

Achiote, El alma colorada de la gastronomía yucateca

En el corazón de la península de Yucatán, donde el calor abraza la tierra y la selva susurra antiguas historias, existe un ingrediente que ha teñido de rojo el alma de su cocina: el achiote. Esta semilla, proveniente del arbusto Bixa orellana, ha sido protagonista de rituales, recetas y memorias que aún perviven en cada mesa yucateca.

Originario de América tropical, el achiote era ya utilizado por las culturas prehispánicas mucho antes de la llegada de los españoles. Los mayas lo conocían como k’úum y le atribuían propiedades mágicas y curativas. Era utilizado no sólo como condimento y colorante, sino también como pigmento en ceremonias religiosas y como protector solar natural para la piel.

El achiote se extrae de pequeñas semillas rojas que se maceran o muelen para obtener una pasta o polvo de color intenso y sabor terroso, ligeramente amargo y con matices dulces. Su color rojo brillante simbolizaba la sangre, la vida y la conexión con lo divino. Este simbolismo, sumado a su resistencia al tiempo y al calor, lo convirtió en un aliado indispensable en la cocina tradicional.

Hoy, el achiote es la piedra angular de la gastronomía yucateca. Ningún platillo lo representa mejor que la cochinita pibil, ese manjar de cerdo marinado en pasta de achiote, jugo de naranja agria y especias, cocido lentamente en horno de tierra, envuelto en hojas de plátano. Su aroma profundo y color encendido son una carta de amor al pasado precolombino y a la fusión mestiza.

Además de la cochinita, el achiote protagoniza otros clásicos como los panuchos, salbutes, el pollo pibil o los tamales colados. En cada uno, además de sabor el achiote da identidad. Es el hilo conductor que une tradición, territorio y técnica.

Pero su importancia va más allá del sabor: el achiote representa una resistencia cultural. En un mundo de ingredientes globalizados, esta semilla ancestral sigue marcando la diferencia entre una cocina genérica y una con raíz. En Yucatán, el achiote no es solo un condimento: es herencia, es memoria y es orgullo.

Hoy, chefs contemporáneos y cocineras tradicionales lo honran por igual, integrándolo a nuevas creaciones o preservándolo tal como lo aprendieron de sus abuelas. Su color rojo sigue contando historias, tiñendo corazones y platos con un legado que, como el propio achiote, es imposible de borrar.

Porque en cada trazo rojo que deja, el achiote grita que la cocina yucateca está viva. Y no sólo viva, sino vibrante.

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LA SAL DE COLIMA

LA SAL DE COLIMA

Un Tesoro Gastronómico Mexicano

La sal de Colima, también conocida como “Sal de Cuyutlán”, es uno de los ingredientes más preciados en la gastronomía mexicana. Su historia se remonta a tiempos prehispánicos, cuando los pueblos indígenas de la región ya la extraían mediante técnicas artesanales que han perdurado hasta nuestros días. Su pureza, sabor y propiedades nutricionales la convierten en un producto especial y altamente valorado por chefs y amantes de la cocina tradicional.

La producción de sal en Colima tiene más de 500 años de historia. Los indígenas nahuas y otomíes ya utilizaban métodos rudimentarios para obtener la sal del agua de mar. La sal era un bien de gran valor comercial en el México prehispánico, e incluso se utilizaba como moneda de cambio. Con la llegada de los españoles, las técnicas de producción evolucionaron, pero se conservaron los métodos artesanales de obtención que la distinguen a nivel internacional.

La sal de Colima se obtiene en las salinas de Cuyutlán, una región costera con un ecosistema único que producen una sal marina de altísima calidad. Los salineros han transmitido su conocimiento de generación en generación, manteniendo vivas las tradiciones de extracción y recolección manual.

La producción de sal se basa en la evaporación natural del agua de mar. El proceso comienza con la captación de agua en estanques de sedimentación, donde se eliminan impurezas. Posteriormente, el agua pasa a cristaleras o charcas de evaporación, donde el sol y el viento actúan como agentes principales en la formación de cristales de sal. Este método artesanal no requiere el uso de químicos ni procesos industriales, lo que garantiza un producto puro y rico en minerales.

Una de las características más distintivas de la sal de Colima es su textura. Al recolectarse manualmente, los cristales pueden son más grandes que aquellos de las sales refinadas, además, su sabor más complejo y posee un toque crujiente, ideal para resaltar el sabor de los alimentos.

Dentro de la producción de la sal de Colima, existe una variedad aún más selecta y apreciada: la flor de sal, que se forma en la superficie de las charcas de evaporación en condiciones climáticas específicas. Su recolección se realiza de manera artesanal y en pequeñas cantidades, ya que los delicados cristales deben ser retirados a mano antes de que se hundan. La flor de sal se distingue por su textura ligera, su sabor suave y su alta concentración de minerales, lo que la convierte en un condimento gourmet que  realza y perfecciona los sabores naturales de los platillos.

Además de su gran sabor, la sal de Colima es reconocida por sus propiedades nutricionales. A diferencia de la sal refinada, que suele perder minerales en su procesamiento, la sal de Colima conserva un alto contenido de oligoelementos esenciales como magnesio, calcio, potasio y zinc. Estos minerales son fundamentales para el equilibrio electrolítico del cuerpo y contribuyen a diversas funciones metabólicas.

La sal de Colima es un producto con características únicas derivadas de su entorno y su proceso de elaboración. Debido a su importancia histórica y cultural, se ha promovido su reconocimiento mediante una Denominación de Origen, lo que garantiza su autenticidad y protege a los productores locales. Este reconocimiento no solo preserva la calidad del producto, además impulsa la economía regional y evita imitaciones que no cumplen con los estándares de calidad.

Por siglos, la sal de Colima sigue siendo un símbolo de tradición, calidad y sabor. Su producción manual, pureza y alto contenido en minerales la convierten en un tesoro gastronómico que merece un lugar especial en la cocina mexicana y en el mundo.

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La Gastronomía de Sinaloa

La Gastronomía de Sinaloa

Una tradición culinaria enriquecida por la diversidad natural e histórica del Pacífico mexicano

La gastronomía de Sinaloa es un festín de sabores marinos, ingredientes frescos y tradiciones que han convertido a este estado en un referente culinario dentro y fuera de México. Su estratégica ubicación le confiere a este estado una riqueza natural que se traduce en una cocina vibrante, llena de color y sazón, donde los mariscos y pescados juegan un papel protagónico.

La esencia de la gastronomía sinaloense radica en la frescura de sus ingredientes, la influencia de las tradiciones indígenas y españolas y la diversidad geográfica del estado. Desde las aguas del Golfo de California hasta las tierras fértiles del valle, los productos que predominan en su cocina incluyen camarón y otros mariscos, pescados como marlín, pargo y sierra, carnes de res y cerdo, así como una gran variedad de maíz y chile. Te invitamos a conocer algunos de sus platos más emblemáticos.

  1. Aguachile: Es quizá el platillo más representativo del estado. Consiste en camarones crudos marinados en una mezcla de chile, limón y sal, a menudo acompañados de pepino y cebolla morada. Su frescura y picor lo convierten en un deleite para los amantes de los mariscos.
  2. Ceviche de Sierra: Una preparación típica que combina pescado fresco con limón, jitomate, cebolla, cilantro y chile. Su sabor equilibrado y ligero lo hace perfecto para los días calurosos.
  3. Chilorio: Platillo de origen señorial que consiste en carne de cerdo desmenuzada y cocida en una salsa de chile pasilla y especias. Se sirve con tortillas de harina o maíz, y es una opción popular en el desayuno o la comida.
  4. Tacos Gobernador: Un deleite culinario que combina camarones salteados con queso derretido y chile en tortillas de maíz o harina, usualmente doradas al comal. Este platillo nació en Mazatlán y se ha popularizado en todo el país.
  5. Zarandeado: Un método de preparación tradicional en el que el pescado (generalmente pargo o robalo) se marina con especias y se cocina a las brasas sobre una rejilla. Este platillo es ideal para degustar en las playas sinaloenses.
  6. Tamales Barbones: Una curiosidad culinaria del sur de Sinaloa, estos tamales se elaboran con camarones enteros, incluyendo la cabeza y las barbas que sobresalen de la masa, lo que les da su característico nombre.
  7. Caldillo de Machaca: Hecho a base de carne seca de res, este caldo especiado es una opción reconfortante y llena de sabor, ideal para acompañar con tortillas y frijoles.

Un Legado Gastronómico La cocina de Sinaloa no solo es un deleite para el paladar, sino también un reflejo de la identidad y tradición de su gente. Su riqueza de ingredientes, combinada con técnicas ancestrales y un amor profundo por la buena mesa, hacen de esta región un verdadero tesoro gastronómico del Pacífico Mexicano. Para quienes buscan una experiencia culinaria auténtica, Sinaloa es un destino imperdible.

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San Miguel de Allende | El Destino Gastronómico

San Miguel de Allende | El Destino Gastronómico

El Destino Gastronómico Número Uno de México

San Miguel de Allende, joya colonial del corazón de nuestro país, se ha posicionado como un referente cultural y turístico y como el epicentro de una auténtica revolución culinaria. Este reconocimiento no es fortuito; es el resultado de una combinación única de historia, creatividad, ingredientes de alta calidad y un enfoque en la sustentabilidad que ha capturado los paladares de locales y visitantes de todo el mundo.

San Miguel de Allende se nutre de su legado cultural para ofrecer una gastronomía profundamente arraigada en las tradiciones mexicanas. Desde los mercados locales, donde se pueden encontrar productos autóctonos como el maíz criollo y los chiles secos, hasta las recetas ancestrales que han pasado de generación en generación, la ciudad celebra su pasado culinario mientras lo proyecta hacia el futuro. Platos como las enchiladas mineras o los tamales de guayaba son ejemplos de cómo la historia de la región encuentra su lugar en los menús contemporáneos.

Sin embargo, lo que realmente distingue a la cocina de San Miguel de Allende es su capacidad para fusionar tradición e innovación. La ciudad es hogar de algunos de los chefs más creativos de México, quienes utilizan las técnicas más novedosas y conceptos globales para reimaginar los sabores clásicos. Restaurantes como Áperi, The Restaurant y Bovine han ganado reconocimiento internacional por su capacidad para transformar ingredientes locales en experiencias culinarias de vanguardia.

La calidad de los ingredientes juega un papel crucial. La cercanía a productores locales y mercados orgánicos asegura una frescura incomparable, mientras que iniciativas de sostenibilidad en la región fomentan prácticas agrícolas responsables. Este compromiso con lo local no solo enriquece el sabor de los platillos, además promueve una economía circular que beneficia a toda la comunidad.

San Miguel de Allende ofrece un entorno que eleva la experiencia gastronómica a un nuevo nivel. La arquitectura colonial, el clima templado y una vibrante escena artística convierten cada comida en un momento único e inolvidable. Comer en San Miguel es participar en una celebración de la vida y la cultura.

San Miguel de Allende es una muestra de cómo la gastronomía puede ser un puente entre el pasado y el presente, entre lo local y lo global, consolidándose como el mejor destino gastronómico de México.

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La familia Lunelli y el legado de uno de los espumosos top del mundo del vino, una entrevista con Alessandro Lunelli

La familia Lunelli y el legado de uno de los espumosos top del mundo del vino, una entrevista con Alessandro Lunelli

Sentados en el restaurante de un hotel de lujo en la Riviera Maya, me recibe con una sonrisa Alessandro Lunelli, persona sencilla y sumamente accesible, dispuesto a conversar y compartir sobre su legado familiar de más de 120 años. Alessandro llegó a México como parte de la gira que realiza desde el 2021 a distintos GP de la Fórmula 1, donde Ferrari Trento ha sido el vino espumoso de la celebración oficial en el podio. Si bien su apretada agenda incluye supervisar la producción de los vinos tranquilos de Tenute Lunelli, aparta tiempo para recorrer los países en los que ha visto potencial para crecer la participación del vino espumoso Ferrari Trento.

Alessandro agrega que, además de vino espumoso, desde hace 40 años la familia produce vinos tranquilos en Trentino, la Toscana y Umbria. La filosofía familiar se centra en las palabras Bello y Buono, adjetivos italianos que describen el amor por la historia, el arte y la cultura, así como el disfrute del buen comer y beber. Para los Lunelli, la esencia de la casa es que cada botella de vino sea buena y se elabore en lugares y bodegas maravillosos. En Trentino producen Ferrari Trento y Tenuta Margon en una villa del siglo XVI, lugar rodeado de viñedos y protegido por su invaluable arte, un sitio único para tomar una copa de un vino excepcional, como el Chardonnay de la casa, Villa Margon, que lleva el nombre mismo de la villa, que se encuentra abierta para los amantes del enoturismo y cuenta con el restaurante Locanda Margon, galardonado con estrella Michelin, de la mano del Chef  Edoardo Fumagalli. Aquí se cocina alrededor del vino y no de los alimentos, eligiendo los ingredientes locales o cultivados en el huerto del restaurante que mejor acompañen en maridaje al vino que el comensal seleccione. El Chef y el Sommelier en conjunto sugieren el platillo, resultando en la unión perfecta del terruño de la zona y ¡todo un deleite y sorpresa para los visitantes! Por si fuera poco, los amantes del vino pueden hospedarse en esta joya histórica y vivir una experiencia que redefine el lujo a través de la belleza y la excelencia.

Tenuta Castelbuono, en la región de Umbria, produce grandes vinos estructurados, potentes y con mucha fuerza, como Carapace y Ziggurat, los cuales contrastan con la belleza de la bodega donde los elaboran, un trozo de arte en sí mismo que convive armónicamente con la naturaleza alrededor. El maestro escultor Arnaldo Pomodoro creó los dibujos para el caparazón de la bodega que representa a una tortuga, que vive por muchos años y va despacio por la vida, en alusión a su vino Sagrantino, que con los debidos cuidados puede guardarse por muchos años. Es un lugar donde se disfruta de una copa de vino dentro de una pieza de arte.  

En Tenute Podernovo, en la región de la Toscana, la familia ha restaurado una antigua casa del siglo XIX con habitaciones donde pasar la noche con un servicio 5 estrellas. El mismo cuidado que la familia ha puesto en la producción de sus vinos lo ha volcado en cada una de las propiedades para que los apasionados del vino puedan disfrutar de los lugares maravillosos que ofrece Italia.

Alessandro engalana las cualidades de la familia y lo sabe transmitir en su trato hacia los demás, disfrutando de servir vino y escuchando a los comensales, llevando sus vinos de altísimo nivel a las mejores mesas alrededor del mundo con sencillez y pasión.

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