Cacao

Alimento de los dioses y legado de México para el mundo

La historia de uno de los alimentos más apreciados del mundo inició en la región que abarca el sureste de México y Centroamérica, miles de años antes de la llegada de los conquistadores españoles.

Este prodigioso fruto, cuyo nombre botánico, Theobroma Cacao, es una combinación de griego “Theobroma”, que significa “alimento de los dioses” y Kakaw, palabra maya de origen mixe-zoque que se utilizaba para nombrar a esta planta, jugó un papel fundamental en las culturas prehispánicas de México a nivel económico y religioso.

Fueron los olmecas, una misteriosa y ancestral civilización que floreció en la región del sureste y
Golfo de México mucho antes del esplendor de los imperios mexica y maya, quienes, alrededor del año 1500 A.C., comenzaron a domesticar el árbol del cacao y a moler sus semillas para saborearlas mezcladas con agua y para ofrendarlas a los dioses.  

El cacao tuvo un enorme significado para estas antiguas culturas.

De acuerdo con el Popol Vuh, libro sagrado de los mayas, el cacao fue uno de los cuatro árboles cósmicos situados en los cuatro rumbos del universo, además de estar relacionado a la sangre, al sacrificio, y muy especialmente al maíz, la planta sagrada por excelencia de las culturas de Mesoamérica.

Las rutas comerciales llevaron al cacao a las grandes ciudades de la región central de México, como Teotihuacán y Tenochtitlán, la capital del imperio mexica.

El cacao se utilizaba para preparar bebidas que se aromatizaban con vainilla, achiote y otras especias y flores nativas. Dependiendo del método de elaboración, sus efectos podían ser energéticos, afrodisiacos, e incluso alucinógenos.

Una de las cosas que maravillaron a los conquistadores cuando llegaron a Tenochtitlán, fueron estas exquisitas bebidas. Al ser considerado un producto de lujo, su consumo estaba reservado a la realeza, la nobleza, los guerreros y los sacerdotes.

Se sabe que, al menos durante el reinado de Moctezuma II, las semillas eran utilizadas como moneda de cambio, y al mismo tiempo eran un bien tan precioso como el jade o las plumas de quetzal. Durante la colonia, el cacao fue despojado de sus connotaciones religiosas y rituales y su consumo se popularizó entre los nuevos pobladores de La Nueva España. Tiempo después, la semilla emprendería la travesía por el Atlántico, donde encantó al continente europeo.

En la actualidad, México es un productor menor de cacao en comparación con otros países, sin embargo, posee la variedad más fina de este fruto, conocida como Cacao Criollo y que hoy cuenta con denominación de origen en la región del Río Grijalva en el Estado de Tabasco.

El cacao mexicano se produce en selvas domesticadas o tecnificadas, es decir, creadas por el hombre con características que semejan a las selvas tropicales húmedas. Además de producir el cacao de la más alta calidad, con un sabor, aroma y consistencia únicos, así como grandes propiedades nutricionales y curativas, estos ecosistemas ayudan a conservar la flora y la fauna de la región.

El chocolate y demás productos de cacao hechos en México se elaboran con las mejores técnicas de fermentación, molido y procesamiento para seguir ofreciendo al mundo este legado lleno de historia, leyenda, magia y sabor.

1920 1080 Luxury Magazine
Compartir

Leave a Reply

Start Typing