Símbolo por excelencia de la cultura e historia de México
La ciudad de Guanajuato se yergue majestuosa como el legado más tangible del pasado minero de nuestro país, que floreció principalmente en la región del Bajío. De esta época de gran prosperidad quedaron una colección extraordinaria de construcciones donde predomina la arquitectura Neoclásica y Barroca, al igual que una extensa infraestructura minera sobre una topografía llena de colinas y valles sinuosos, que también contribuyen al caprichoso trazo urbano de la ciudad.

Guanajuato proviene de la palabra de origen purépecha Quanaxhuato, que significa “lugar montuoso de ranas” o “lugar de muchos cerros”. Después de la conquista, los primeros asentamientos se establecieron en 1541 por órdenes del virrey Antonio de Mendoza, pues ya se habían encontrado grandes yacimientos de plata en sus colinas, y en 1570 se funda la ciudad de Santa Fe de Guanajuato, que con el tiempo se convertiría en el centro minero más importante del Virreinato. El rasgo más distintivo de la ciudad es su trazo, que se adapta a la particular geografía del lugar, formando estrechas calles y callejones, plazas y calles subterráneas. La ciudad cuenta con más de ocho kilómetros de calles subterráneas repartidas en 23 túneles, que se comenzaron a construir a finales del siglo XIX para prevenir inundaciones.

La arquitectura religiosa de Guanajuato posee algunos de los más hermosos exponentes del estilo barroco en el continente, enriquecido con el churrigueresco mexicano. Algunos ejemplos son la Iglesia de la Compañía, construida por los jesuitas en 1765, y que alberga impresionantes pinturas del siglo XVIII; la Iglesia de San Cayetano, el santo patrono de los mineros, construida en cantera rosa bellamente tallada, que guarda en su interior retablos bañados en oro y un púlpito con incrustaciones de marfil y maderas preciosas talladas; y la Basílica de Nuestra Señora de Guanajuato, que alberga una Virgen obsequiada por el Rey Carlos I de España en 1557.
Las joyas arquitectónicas de Guanajuato no se limitan a los templos e iglesias. En 1792 se construyó un gigantesco granero conocido como la Alhóndiga de Granaditas, que tan solo unos años después, se convertiría en el escenario principal del inicio de la Guerra de Independencia. Hoy en día, la Alhóndiga está convertida en museo regional, que cuenta con un total de 14 salas que exhiben importantes piezas que abarcan la historia de nuestro país desde tiempos prehispánicos hasta el periodo independentista.

La Universidad de Guanajuato es un auténtico mosaico de épocas y estilos arquitectónicos, que combina el gótico, el barroco y el renacentista. Su edificio central es uno de los puntos más emblemáticos del estado, y aunque la construcción del casco y la escalinata se realizó entre 1950 y 1955, sus antecedentes se remontan al siglo XVIII, con la fundación del Hospicio de la Santísima Trinidad, y en 1867 se convirtió en el Colegio del Estado y en 1945 pasó a formar parte de la Universidad Estatal. Todos los años, este histórico espacio se convierte en una de las sedes principales del Festival Cervantino.
Guanajuato está llena de tradiciones arraigadas, rincones icónicos y leyendas llenas de magia. Disfruta de una callejoneada acompañada de la música y el colorido de una estudiantina. Estas agrupaciones musicales datan de la España medieval, cuando grupos de estudiantes recorrían las calles mientras interpretaban música para ganarse la vida. Estas agrupaciones llegaron a la Nueva España durante el Virreinato, y con el tiempo se convirtieron en un elemento típico de la ciudad.

Guanajuato es una ciudad llena de leyendas, de las que sin duda la más conocida es la de los amantes del Callejón del Beso, que cuenta la trágica historia de amor entre un humilde minero y la hija de un hombre rico y ambicioso. El escenario de este drama es un famoso callejón de tan solo 68 centímetros de ancho, lo que hace que las dos casas que están a los costados queden tan cerca que es posible tocar a quien se encuentre del otro lado. Hoy en día, muchos enamorados visitan este emblemático sitio y sellan su amor besándose de balcón a balcón. En conclusión, Guanajuato es el destino ideal para quienes desean conocer el aspecto más auténtico de México, una conjunción de los elementos que constituyen la esencia profunda de nuestro país.