Historia, finura y tradición en cada gota
Existe una región vinícola en España al oeste de León, en una comarca de montes y bosques salpicados de vestigios romanos y villas repletas de tesoros históricos, religiosos y arquitectónicos. Su nombre, El Bierzo, proviene del orónimo celtibérico Bergidum, que significa elevado o alto, haciendo referencia a las montañas y colinas que enmarcan el paisaje, así como a la ciudad fortificada. Aquí, los romanos hallaron la mayor mina de oro a cielo abierto en la historia de su imperio. La explotación minera dejó para la historia unas maravillosas esculturas naturales símbolo de la grandeza de un imperio y del esfuerzo humano. Hoy, este entorno mágico y Patrimonio de la Humanidad es conocido como Las Médulas.
En la edad media, estas tierras fueron escenario de batallas y dejaron huella los monjes guerreros templarios, cuya presencia es perceptible en los pasillos y paredes de las fortalezas y castillos que custodiaban a los peregrinos cristianos que se dirigían por la vía romana hasta Santiago de Compostela. Corren en medio de los valles y senderos a las faldas de las montañas, ríos que han dado abundancia en agricultura, suelos que albergan numerosos viñedos, principalmente de variedades como la Mencía (conocida como Jaén en Portugal).
En el siglo XIII llegaron a habitarla los monjes cistercienses, quienes se establecieron en el monasterio de Santa María de Carracedo, dando continuidad a la divulgación de la cultura del vino y el cultivo de la vid. En el siglo XIX, Bierzo sufriría los estragos de la plaga de la filoxera. Se necesitó el trabajo arduo de productores y cooperativas durante todo el siglo XX levantar la producción y reposicionar la región con uvas como la Godello y la Mencía y vinos de alta calidad.
El clima mediterráneo continental de Castilla y León, aunado a la influencia del Atlántico de la zona fronteriza con Galicia, convierten a esta zona en una de las más frescas de España. Su terruño se define por los suelos en el Alto Bierzo con pendientes donde predomina la pizarra, y en el Bajo Bierzo, con suelos mayormente aluviales y arcillosos. Este sitio, que los romanos encontraron perfecto para plantar viñedos, hoy es referente de vinos de personalidad única, tan elegantes como complejos, balance de presencia y finura, ambos pilares sobre los que se está construyendo una nueva dimensión de la viticultura española. En estas latitudes, la uva Mencía ocupa tanto los suelos de los valles como las laderas y produce vinos que evocan notas florales y minerales. Esta uva ha dado grandes resultados para la región, como la añada 2021, con más de 150 vinos superando los 90 puntos en una de las guías de vino más importantes del mundo y un vino al que se le concedió 100 de puntuación.
Además de los reconocimientos internacionales, vemos con entusiasmo legados familiares empujando esta joven Denominación de Origen en la escena vinícola actual, con una producción de vinos de terruño, que reflejan el carácter del viñedo de parajes de calidad extraordinaria en Bierzo y que encontramos en la zona de Valtuille. Destaca la uva Mencía de alta intensidad aromática, con un bouquet floral característico, salpicado de aromas a fruta roja y negra, con toques anisados, y por supuesto el reflejo de su terruño con su característica nota mineral que evoca sus montañas y laderas. De resultado se obtienen de esta variedad vinos equilibrados y balanceados, que van en una gama desde los vinos jóvenes y afrutados, a los vinos con expresiones complejas que pasan por añejamiento. La nueva España vinícola renaciendo de la historia y tradición, de la mano de bodegas familiares que aún tienen mucho que entregar a los apasionados del vino.
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