El Arte Líquido que Me Encontró en la Baja

ALEX ANCONA

Sommelier de vino y cerveza, consultor, cervecero casero, conferencista, escritor y įuez internacional de bebidas.

Un punto de encuentro inesperado

Si me preguntan cómo empezó todo, podría decir que con alguna bebida, pero en realidad empezó mucho antes, con una curiosidad que no me dejaba en paz. Siempre me ha intrigado la ciencia y la historia detrás de lo que bebemos. Ese hilo invisible que conecta a las personas a través de un sorbo. Esa mezcla de cultura, química y placer.

Durante años viví en el mundo del vino. Entre cursos, diplomados y viajes, me tocó organizar recorridos enológicos para llevar a sommeliers a la joya vinícola de México: Baja California. La misión era clara: vincular a colegas con la zona donde nacen los mejores vinos del país. Pero ahí me topé con una coincidencia nada casual: la misma región, por su cercanía con California, es también el epicentro de la cerveza artesanal mexicana, con más cervecerías que en cualquier otro lugar y una calidad que no pide permiso para brillar. Entre viñedos y fermentadores, ahí, donde el vino y la cerveza se miran de frente, encontré el camino que me atrapó para siempre.

Del aula al vaso

Me certifiqué en diversas instituciones internacionales y comencé a elaborar cerveza, primero a nivel casero y después con una producción más formal. Pero lo mío siempre fue compartir conocimiento, inspirar a otros y abrir caminos. Así nació Beer’s Cool – Escuela de Cerveza, un proyecto que busca formar paladares, impulsar la cultura cervecera y demostrar que esta bebida merece un asiento en la buena mesa. La cerveza, bien entendida, puede ser tan compleja, elegante y —quizá— más versátil que cualquier gran vino. Es hora de darle el lugar que merece en la alta gastronomía, con el mismo respeto y ritual que reservamos a las grandes etiquetas.

Siempre con nosotros

La cerveza acompaña a la humanidad desde hace casi 13,000 años. Hallazgos arqueológicos en Israel demuestran que es la bebida fermentada más antigua con evidencia química documentada, y, aun así, sigue siendo incomprendida y subestimada. Aunque muchos la asocian solo con lo casual o con el consumo masivo, la cerveza tiene una historia profundamente humana que merece ser contada y celebrada.

Un lenguaje líquido

La cerveza artesanal no es una moda: es una forma de expresión. A diferencia de la industrial

—uniforme, neutra y masiva—, la artesanal nace de la tradición, de la variabilidad natural de sus ingredientes, de técnicas cuidadosas y, sobre todo, de la intención del cervecero por comunicar algo. Agua, malta, lúpulo y levadura no son solo ingredientes: son el lenguaje con el que se cuentan historias y se crea un arte líquido y burbujeante.

México en la mesa global

He compartido esta pasión en más de 12 países como juez y conferencista, participando en más de 40 competencias, entre las que se cuentan las dos más grandes del mundo: la World Beer Cup y el Great American Beer Festival (GABF), así como las principales del continente y también en Europa, donde en algunos países la cultura cervecera es palpable pero en otros vive un auge similar al latinoamericano. Es increíble como en estas dos décadas cada país ha ido moldeando su escena cervecera, poco a poco, formando una identidad e integrando sus tradiciones e ingredientes, a una cultura milenaria, que vive un renacimiento moderno.

Hoy, México cuenta con cervezas que pueden medirse con las mejores del mundo. El reto es seguir profesionalizando el sector, entrenar paladares, fortalecer la distribución y, sobre todo, educar. Porque cuando entiendes lo que bebes, lo respetas. Y cuando lo respetas… cada trago es un placer que se queda contigo.

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