Una conversación con el Maestro mexicano Felipe Tristán
LMM: ¿Cómo surgió tu amor por la música de concierto y qué te inspiró para convertirte en director?
FT: La música ha sido parte de mí desde que tengo memoria. Desde niño tuve una fuerte atracción por este maravilloso arte y lo que empezó como un pasatiempo, pronto se convirtió en mi indiscutible vocación. Para los 14 años ya estaba tocando en orquestas juveniles por todo México y el mundo. Poco tiempo después, inicié estudios profesionales y no he parado desde entonces, ni tengo pensado hacerlo.
Observar a mis maestros me atrajo hacia el rol del director, incluso sin saber bien lo que éste significaba. Sentía una necesidad de tocar el sonido, la música, de vivirla más allá de tocarla con algún instrumento. Dirigir una orquesta es para mí lo más cercano a ello y un verdadero milagro, es hacer arte y magia con las manos y los gestos, buscando siempre inspirar a los músicos; es transportarte a una dimensión en la que, junto a los instrumentistas, te conviertes en música; cada movimiento, cada gesto produce un resultado, todo está perfectamente conectado.
LMM: Los maestros europeos de la música son universalmente conocidos, sin embargo, en México y América Latina también existen importantes exponentes de la música. Cuéntanos si hay compositor mexicano, del pasado o presente, que sientas que tiene una relevancia especial.
FT: Carlos Chávez, gran compositor mexicano, ha sido para mí una fuerte influencia. La vida me llevó a conocer a su familia, con quienes he desarrollado una bella amistad y cercana relación de colaboración y promoción de la obra musical de este maestro. Uno de mis objetivos es el continuar promoviendo la inclusión y diversidad en los escenarios internacionales. México es un país lleno de talento y confío en que vamos avanzando. Me gustaría ver un México que apoya a las artes de la misma manera que apoya a algunos deportes. Estoy seguro que tendría efectos muy positivos a nivel de la sociedad.
LMM: Además de los clásicos, ¿te gusta dirigir obras de autores contemporáneos?
FT: Por supuesto. He dirigido y estrenado más de 30 obras de compositores contemporáneos, y es un verdadero privilegio y honor. Actualmente busco promover obras de compositoras y compositores latinos en todo el mundo. Por supuesto que siempre hay que respetar, apreciar y presentar las obras del canon clásico, como Mozart, Beethoven y Tchaikovsky, pero si no promovemos la música escrita hoy, estamos siendo negligentes con la profesión musical.
Además de la música sinfónica, de ópera y ballet, he tenido gratas experiencias trabajando con artistas de teatro musical, jazz, pop y crossover. Somos todos parte de un mismo universo, creo que deberíamos tener menos miedo de colaborar entre géneros distintos.
LMM: ¿Qué significa para ti tu internacionalización como director de orquesta y profesor?
FT: Es un privilegio por el que he luchado y que agradezco cada día. La oportunidad de hacer música profesionalmente es una en un millón, más aún en una ciudad tan relevante para las artes como lo es Nueva York. Me siento muy agradecido y motivado a mejorar. Hay que aprender a vivir con la idea de que el talento es solo un 5-10% de los ingredientes necesarios para “hacerla”, el resto es trabajo constante y disciplina.
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